Un embrión para ganar al cáncer

Cuando a una mujer le comunican que tiene un cáncer, no sólo debe afrontar esa cruda noticia, también recibirá el golpe de que el tratamiento oncológico puede eliminar su capacidad de tener hijos. Un equipo de investigación del hospital maternoinfantil Sant Joan de Déu, de Esplugues (Barcelona), dirigido por el jefe clínico del Servicio de Ginecología, Justo Callejo, acaba de obtener el primer embrión humano en España procedente de tejido ovárico congelado, una técnica todavía experimental, que se ha aplicado en una paciente de 32 años, sin hijos.

En todo el mundo es el séptimo embrión obtenido y tres de ellos acabaron con el nacimiento de tres bebés vivos, dos en Bélgica y uno en Israel.

En marzo de 2006, el equipo de Callejo obtuvo en esta paciente, con un tipo de cáncer de la sangre (síndrome mielodisplásico juvenil), un cigoto fecundado mediante un implante en el ovario residual. Ya anteriormente, el equipo de Callejo, que trabaja en colaboración con el Banco de Tejidos y Terapia Celular y el Centro de Reproducción Clínica Sagrada Familia, publicó en Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism (2001) la recuperación de la función ovárica tras este tipo de implantes.

Este mes de agosto, en un segundo intento con esta paciente, han logrado dos ovocitos y un embrión "de calidad excelente".

"El objetivo de esta técnica es poder recuperar la posibilidad de que la mujer se quede embarazada", dice Justo Callejo. Es importante tener en cuenta que una de cada 120 personas en 2010 habrá sufrido en la edad pediátrica un cáncer. Un 25% de las mujeres que se les diagnostica un cáncer todavía no han cumplido sus expectativas reproductivas, afirma este ginecólogo. "Cada vez más, los oncólogos están sensibilizados con el intento de preservar la fertilidad de estas pacientes y se suelen planificar sus tratamientos teniendo en cuenta esto", añade Callejo.

En los hombres, el procedimiento es sencillo: se congelan y almacenan los espermatozoides. En las mujeres que quieren tener hijos con sus propios óvulos, la técnica se encuentra todavía en fase experimental, pero está dando resultados.

En el hospital Sant Joan de Déu ya se han congelado ovarios de un centenar de pacientes oncológicas, de 10 a 37 años. La técnica se puede ofrecer a pacientes menores de 35 años, o hasta 38 si su reserva folicular es muy buena. El proceso de extracción del tejido ovárico apenas dura 15 minutos y la paciente se vuelve a casa ese mismo día. El tejido se criopreserva en varios fragmentos, que se pueden utilizar para posteriores trasplantes.

La inserción del tejido una vez descongelado es más compleja. Si todo va bien, entre los tres y cinco meses después del injerto, el tejido ovárico suele recuperar su función durante un periodo de varios meses.

Investigadores de todo el mundo trabajan ahora para descubrir cuál es la técnica que pueda ofrecer los mejores resultados para producir embarazos en pacientes oncológicas. "Hoy en día, con tan pocas mujeres reimplantadas no es posible hacer una valoración sobre las auténticas posibilidades del autotrasplante de ovarios", explica Callejo. Sin embargo, las expectativas son esperanzadoras.

En el Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia también se investigan estas técnicas. Hasta el momento han extraído tejido ovárico a 215 pacientes de 11 a 40 años, que se almacena en el Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana, y han efectuado cinco implantes, explica María Sánchez-Serrano, ginecóloga y responsable del programa de Preservación de la Fertilidad de este centro. Sánchez-Serrano asegura que en los ensayos realizados con mujeres sanas, de una media de 40 años, el tejido funciona durante al menos un par de años.

¿Qué piensan las mujeres cuando les diagnostican un cáncer? ¿Cómo se toman la posibilidad de preservar la fertilidad? "Aceptan que es un método complejo y experimental, que todavía no tiene garantías. Para ellas tener un hijo propio es muy importante", cuenta Elena Castillo, supervisora de Enfermería del Hospital Universitario de Bellvitge de Barcelona y antropóloga, que está haciendo una tesis doctoral sobre la visión social de estas técnicas, basada en entrevistas con pacientes tratadas por el equipo de Callejo.

Otra joven embarazada tuvo que abortar cuando le diagnosticaron una neoplasia y debía recibir tratamiento oncológico: "Para mí lo primero es curarme y, después, tener un hijo", le dijo a la antropóloga. Incluso para una profesora que no planeaba tener hijos, al anunciarle que podría quedar estéril, la maternidad cobró valor. "Son mujeres que luchan mucho por tener un hijo", concluye Elena Castillo.